Investigadores hallan lo que se cree, son los restos de una civilización perdida en la selva de Honduras, conocida como la «ciudad del dios mono».
Investigadores de diferentes nacionalidades, incluido un equipo de National Geographic, desde el 2015 están tras la búsqueda de la mítica ciudad blanca. También conocida como ciudad del dios mono.
Esta antigua civilización perdida, se volvió un mito popular en la nación centro americana, y ha venido pasando como un rumor de generación en generación.
Los hallazgos recientes, dan fe de que efectivamente en lo más profundo de la selva de Honduras, si existió hace más de mil años una civilización. A través de los objetos encontrados los investigadores concluyen que adoraban a diferentes dioses con características de animales.
El territorio ha permanecido virgen e inexplorado debido a la dificultad del terreno y a los espeso de la selva.
Desde principios del siglo 20, diferentes exploradores han intentado dar con las ruinas, pero hasta ahora nadie había tenido éxito. Gracias a los avances en mapeo por láser, los estudios previos del terreno dieron señales bastante positivas para dar inicio a esta campaña.
La Ciudad perdida de Honduras: Un gran hallazgo para los biólogos del mundo.
Además de varias ruinas y artefactos, la investigación arrojó descubrimientos impactantes para la biología.
Hasta finales del 2019, se han podido documentar una gran cantidad de animales e insectos que se creían extintos, así como también nuevas especies.
Otra de las conclusiones más sorprendentes, después de analizar una gran cantidad de muestras en las ruinas. Es qué tal vez no se trate de una única civilización, sino de un conjunto de diferentes culturas, que cohabitaban en el mismo territorio.
Hasta la fecha continúan las investigaciones y los descubrimientos en las ruinas de la ciudad perdida de Honduras.
El gobierno del país se ha comprometido a mantener y resguardar este territorio de los saqueadores y la deforestación. Un problema que tristemente, está causando estragos en zonas aledañas.
Para conocer más sobre este importante descubrimiento te recomendamos visitar el artículo completo en la web de National Geographic