Un caramelo ahora, o el doble de la recompensa si resistes la tentación durante quince minutos. Esta es la idea detrás del Marshmallow Test, desarrollado por el psicólogo de la personalidad Walter Mischel a fines de la década de 1960. El intento se considera una medida de autocontrol. Pero el rendimiento en la famosa prueba también depende de los hábitos culturales. Esto es revelado por sofisticados experimentos realizados por un grupo de investigación japonés-estadounidense presentado en la revista Psychological Science.
El equipo dirigido por Kaichi Yanaoka de la Universidad de Tokio comparó la paciencia de 58 niños de cuatro y cinco años en Estados Unidos y 80 niños de la misma edad en Japón en diferentes variaciones del experimento. Durante la clásica prueba del malvavisco, los niños japoneses esperaron unos once minutos más por un dulce. «Si tan solo hubiéramos observado su comportamiento con los dulces, habría parecido que los niños japoneses podían controlarse mejor», dice el autor principal Yuko Munakata.
Sin embargo, cuando los científicos recompensaron a los jóvenes sujetos de prueba con un regalo envuelto en lugar de dulces, los tiempos de espera se invirtieron. Ahora, los niños en los Estados Unidos toleraron unos diez minutos más que sus compañeros de Asia oriental. Según Munakata, el sorprendente resultado se puede atribuir a diferentes hábitos culturales. En Japón se concede gran importancia a los buenos modales en la mesa a la hora de comer. No existen costumbres tan estrictas en los Estados Unidos. Cumpleaños o Navidad es diferente: en Estados Unidos es completamente normal esperar horas para finalmente poder desenvolver un regalo. En Japón, sin embargo, esto no se asocia tradicionalmente con largas pruebas de paciencia.