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Las células grasas se convierten en «cómplices» de los tumores


Tras la pista de manipulaciones malignas: algunas mutaciones del cáncer no sólo favorecen el crecimiento de las propias células tumorales, sino que también pueden provocar que el tejido circundante promueva la enfermedad, según muestra un estudio. En un modelo de ratón, los investigadores pudieron demostrar que las células de cáncer de mama con una mutación generalizada manipulan las células grasas cercanas para inhibir la respuesta inmune del cuerpo contra el tumor y así promover su crecimiento. Los científicos dicen que los medicamentos contra el cáncer podrían influir potencialmente en este proceso.

También se les llama «degenerados»: las células con cierto daño en su material genético pueden proliferar sin control; existe el riesgo de sufrir un cáncer mortal. Ya se conocen varios genes que, si mutan, conducen a la formación de células tumorales. Los programas que controlan los procesos de desarrollo celular pueden verse alterados, lo que conduce al desarrollo de potenciales malignos. Sin embargo, las células tumorales también pueden presentar mutaciones en algunos genes que conducen a la inhibición de mecanismos que contrarrestan el desarrollo y la progresión del cáncer. Esta categoría también incluye mutaciones particularmente comunes en el gen llamado p53. En aproximadamente el 30% de todos los casos de cáncer de mama, las células tumorales tienen errores o una pérdida total de función en esta estructura genética.

Un “freno del cáncer” defectuoso a la vista

Estudios anteriores ya han explorado los efectos de las mutaciones de p53 en las mismas células tumorales. Quedó claro que el gen «sano» está asociado con la supresión de los procesos de desarrollo del cáncer. También ha habido indicios de que las mutaciones de p53 en las células tumorales también podrían afectar a las células del microambiente del tumor, promoviendo así aún más el crecimiento del cáncer. Un equipo de investigación israelí-alemán dirigido por Ori Hassin del Instituto Weizmann de Ciencias en Rehovot ha seguido experimentalmente este ejemplo. Utilizando el modelo de ratón con cáncer de mama, los científicos examinaron en qué medida las células tumorales con mutaciones p53 afectan las características de las células grasas. Estos llamados adipocitos son los vecinos típicos de los tumores en el tejido mamario.

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Para su estudio, los científicos primero trataron cultivos de adipocitos de laboratorio con un medio de cultivo en el que previamente habían crecido células de cáncer de mama con o sin mutaciones en p53. Como informan, investigaciones posteriores mostraron diferencias claras: las células tumorales p53 aparentemente habían liberado algo en su medio de cultivo que tenía un efecto particularmente fuerte sobre las células grasas. El equipo encontró cambios más intensos en el metabolismo y la actividad genética de los adipocitos en comparación con el grupo de control, así como una mayor producción de sustancias mensajeras inflamatorias. Además, se inhibió la maduración celular y las células grasas que ya se habían desarrollado volvieron a su estado inmaduro.

Las células grasas reprogramadas protegen el tumor

En el siguiente paso, los investigadores transfirieron células de cáncer de mama con un gen p53 mutado o funcional junto con células grasas a ratones sanos y realizaron estudios comparativos sobre los tumores recién formados. Descubrieron que si p53 mutaba en las células tumorales, un número particularmente grande de células inmunes migraba al tejido tumoral y mitigaba las reacciones de defensa. Tenían características en su superficie que se sabía que eran poderosos frenos de la defensa inmune contra las células cancerosas. Ahora está claro: las células de cáncer de mama mutantes p53 reprograman las células grasas cercanas para crear un microambiente inflamatorio que inhibe la respuesta inmune contra el tumor, concluyen los investigadores.

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Según ellos, el resultado del estudio es ahora un importante punto de partida para futuras investigaciones: «Aclarar la interacción entre p53 y los adipocitos en el microambiente tumoral podría ofrecer objetivos terapéuticos eficaces para el tratamiento de pacientes con cáncer de mama», escriben los científicos. El coautor principal Almut Schulze, del Centro Alemán para la Investigación del Cáncer en Heidelberg, concluye: “Las células grasas son un componente muy importante del tejido mamario y, por lo tanto, pueden tener una enorme influencia en el desarrollo de tumores. Por lo tanto, futuras investigaciones podrían proporcionar nuevas pistas sobre cómo detener la progresión del cáncer de mama”, afirmó el científico.

Fuente: Centro Alemán para la Investigación del Cáncer, artículo especializado: PNAS, doi: 10.1073/pnas.2311460120


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