Por primera vez, los expertos han determinado la estructura de una explosión de supernova apenas un día después de su inicio. Un equipo internacional dirigido por Yi Yang de la Universidad Tsinghua de Pekín logró observar espectrográficamente en detalle la estrella en explosión hoy 26 horas después del inicio de la erupción de supernova SN 2024 utilizando el Very Large Telescope VLT del Observatorio Europeo Austral de ESO y el espectrógrafo FORS2, y determinó así por primera vez en tan poco tiempo la forma de la explosión. Esto se logró mediante espectropolarimetría, que permite establecer la geometría de la fuente de radiación a partir de la polarización de la radiación liberada durante la explosión. Incluso en los telescopios de 8,2 metros del VLT, SN 2024 apareció hoy sólo como un punto adimensional porque la explosión estelar se produjo en la galaxia espiral NGC 3621, a 22 millones de años luz de nosotros, en la constelación de la Serpiente de Agua.
SN 2024 fue hoy una supernova de colapso del núcleo de tipo II: después del final de los procesos de fusión nuclear en la zona central de la estrella moribunda, esta zona colapsa repentinamente en una estrella de neutrones o incluso en un agujero negro, dependiendo de su masa. Las capas superpuestas de la estrella, que contienen una parte significativa de su masa total, caen hacia el objeto colapsado y son repelidas por él. Esto crea una onda de choque de rebote que se propaga rápidamente hacia afuera, destrozando la estrella. Cuando la onda de choque atraviesa la superficie de la estrella moribunda, se liberan enormes cantidades de energía: la supernova se ilumina. Puede llegar a ser tan brillante que su brillo supere el de los muchos miles de millones de estrellas de su galaxia madre, pero sólo durante unas pocas semanas.
El equipo de Yi Yang logró observar la fase inicial del avance con FORS2. De esto se puede deducir que la estrella en explosión tuvo durante algunas horas la forma de una aceituna antes de que continuara el proceso de destrucción y las masas de gas expulsadas chocaran con el material circundante en las inmediaciones de la estrella, que había sido expulsada poco antes de su explosión. Posteriormente, la forma de la explosión se aplanó, pero el eje de simetría de la materia estelar expulsada no cambió. Esto podría indicar que existe un proceso físico común que impulsa las explosiones de estrellas moribundas y determina su forma.





