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22 de noviembre de 2024
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El color de la luz afecta al reloj interno de manera inesperada

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La luz del atardecer se considera perjudicial para el sueño. ¿Pero importa el color de la luz? En un estudio, los investigadores han comparado cómo los diferentes colores de luz influyen en nuestro cansancio y patrones de sueño. A diferencia de los resultados de estudios anteriores, la luz azul no despierta a las personas más que la luz amarilla, al menos cuando la intensidad de la luz se ajusta de tal manera que las células afectadas de la retina se activen en un grado similar.

Cuando oscurece por la noche, la glándula pineal de nuestro cerebro libera melatonina, la hormona del sueño. Sin embargo, la luz suprime este proceso activando las llamadas células ganglionares de nuestra retina. Luego envían señales al cerebro que nos preparan para el “día”. Reaccionan con especial fuerza ante la luz de longitud de onda corta, de unos 490 nanómetros. Esta longitud de onda la percibimos como azul con la ayuda de nuestras células visuales, los conos, que se especializan en colores. Sin embargo, aún no estaba claro si el color que percibimos influye en la fatiga.

Brillo ajustado

Un equipo dirigido por Christine Blume de la Universidad de Basilea ha investigado esta cuestión. «Las células ganglionares sensibles a la luz no sólo se activan con la luz, sino que también reciben información de los conos», explica. «Por tanto, cabe preguntarse si los conos y, por tanto, el color, también desempeñan un papel en el reloj interno». Para el estudio, el equipo expuso a 16 sujetos de prueba a luz azul, amarilla o, como condición de control, blanca durante una hora a última hora de la noche.

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Para mantener constante la activación de las células ganglionares y medir únicamente la influencia del color de la luz, los investigadores ajustaron la intensidad de la luz. Tenían la luz azul tenue, pero la amarilla con un brillo fuerte. «Este método de estimulación lumínica nos permite separar de forma experimental propiedades de la luz que pueden influir en cómo la luz afecta a las personas», explica el coautor Manuel Spitschan de la Universidad Técnica de Munich.

La intensidad es más importante que el color.

Cada sujeto completó el estudio en días diferentes bajo cada una de las condiciones de iluminación. Antes, durante y después de la exposición a la luz, los participantes completaron cuestionarios sobre su fatiga y completaron pruebas sobre su afrontamiento. Los investigadores también midieron las concentraciones de melatonina usando muestras de saliva, registraron ondas cerebrales usando un electroencefalograma (EEG) y monitorearon en el laboratorio del sueño cuánto tiempo les tomó a las personas conciliar el sueño después de la cirugía y qué tan profundamente dormían.

El resultado: «No hemos encontrado ninguna evidencia de que la variación del color de la luz a lo largo de una dimensión azul-amarilla tenga un papel relevante para el reloj interno humano o para el sueño», afirma Blume. Sin embargo, un experimento similar con ratones demostró que la luz amarilla intensa tenía una mayor influencia en el reloj interno que la luz azulada débil. El estudio actual no pudo confirmar esto. «De hecho, nuestros hallazgos respaldan los de muchos otros estudios de que las células ganglionares sensibles a la luz son de suma importancia para el reloj interno humano», dice Blume.

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Implicaciones para la Practica

Debido al número limitado de sujetos de prueba, la importancia del estudio es limitada. Sin embargo, proporciona información que puede ayudar a elaborar conceptos de iluminación para interiores o para dispositivos eléctricos como teléfonos inteligentes, tabletas, etc. lo más propicio para dormir posible. “Nuestros hallazgos sugieren que el efecto de la luz sobre las células ganglionares sensibles a la luz probablemente debería tenerse en cuenta al planificar y diseñar la iluminación. Los conos y, por tanto, el color desempeñan un papel mucho menor”, ​​afirma Spitschan.

Muchos teléfonos inteligentes ya cuentan con un modo nocturno que reduce la cantidad de luz de onda corta. Los colores de la pantalla se vuelven amarillentos. «Nuestro estudio sugiere que cualquier efecto del modo nocturno se debe a una reducción en la activación de las células ganglionares», escribe el equipo. Por lo tanto, debería ser igualmente eficaz reducir la proporción de luz de onda corta sin provocar un cambio de color perceptible. «Esto ya sería tecnológicamente posible, aunque todavía no se haya implementado en las pantallas de los teléfonos móviles comerciales», afirma Blume.

Fuente: Christine Blume (Universidad de Basilea) et al., Nature Human Behavior, doi: 10.1038/s41562-023-01791-7


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