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Desarrollo de las diferencias sexuales entre órganos


Dependiendo de su sexo, los mamíferos tienen características diferentes, incluso a nivel de sus órganos internos. Un estudio muestra ahora que estas diferencias sexuales varían mucho en diferentes animales según la especie, el órgano y la etapa de desarrollo. Como resultado, la mayoría de las diferencias específicas de género sólo se hacen evidentes cuando se alcanza la madurez sexual. Los análisis genéticos también muestran que los genes implicados difieren de una especie animal a otra, lo que indica una rápida evolución.

Los individuos femeninos y masculinos se diferencian físicamente no sólo por sus órganos sexuales. También se diferencian otras características que no están directamente relacionadas con la reproducción: desde las astas de los ciervos machos hasta el magnífico plumaje de muchos pájaros machos. Dependiendo de la especie animal, este llamado dimorfismo sexual también puede extenderse a órganos internos como el hígado, los riñones, el corazón y el cerebro. En los seres humanos, por ejemplo, el hígado masculino descompone las drogas y las toxinas más rápidamente, y cuando ocurre un ataque cardíaco, las mujeres suelen experimentar síntomas diferentes a los de los hombres.

Probado minuciosamente

Un equipo dirigido por Leticia Rodríguez-Montes de la Universidad de Heidelberg ha llegado al fondo de la base genética de tales diferencias de género. “Hasta ahora se desconocía en gran medida cómo difieren los programas genéticos entre machos y hembras durante el desarrollo y qué efectos tienen estas diferencias en la función y composición celular de los órganos de los mamíferos adultos”, explica Rodríguez-Montes.

«En nuestro estudio, examinamos la magnitud, la dinámica temporal y el desarrollo de la expresión genética específica del sexo durante el desarrollo de órganos en humanos, ratones, ratas, conejos, zarigüeyas y pollos», informan los investigadores. Se centraron en el cerebro, el cerebelo, el corazón, los riñones y el hígado. En animales, las muestras cubrieron etapas de desarrollo desde el inicio del desarrollo de los órganos en el útero hasta la edad adulta; en humanos, el equipo examinó muestras de varias etapas embrionarias hasta el nacimiento.

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Desarrollo similar hasta la madurez sexual.

El resultado: en todas las especies de mamíferos examinadas no se encontraron diferencias específicas de género entre los órganos hasta que se alcanzó la madurez sexual. “Casi todas las diferencias en la expresión genética aparecen repentinamente sólo con la madurez sexual. Esto significa que los programas genéticos responsables del desarrollo de las características de los órganos relacionadas con el género se activan casi exclusivamente en una etapa avanzada del desarrollo del órgano, activado por hormonas femeninas o masculinas”, informa Henrik Kaessmann, colega de Rodríguez-Monte.

«Este resultado nos sorprendió», explica la coautora Margarida Cardoso Moreira, del Instituto Francis Crick de Londres. «Aunque esperábamos que la mayoría de las diferencias ocurrieran en la edad adulta, porque es entonces cuando las diferencias sexuales son más claramente visibles, sospechamos que las diferencias sexuales aumentarían gradualmente durante el desarrollo de los órganos en lugar de abruptamente alrededor de la madurez sexual». Sin embargo, en los pollos se demostró que el patrón se invertía: aproximadamente dos tercios de todos los genes sexualmente dimórficos mostraban una actividad diferente en las primeras etapas del desarrollo de los órganos. Sólo en el 10% las diferencias aparecieron sólo en la edad adulta.

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Las diferencias varían según la especie animal y el órgano.

Además, el análisis mostró que las diferencias de género son particularmente pronunciadas en diferentes órganos dependiendo de la especie animal. En los conejos las mayores diferencias se encontraron en el corazón, en ratas y ratones en los riñones, en las zarigüeyas en el hígado y en los pollos en el cerebro. Los análisis genéticos también revelaron que, aunque las diferencias afectan a los mismos tipos de células, son causadas por genes diferentes. Los investigadores concluyen que las diferencias sexuales se desarrollaron rápidamente y de manera específica para cada especie sobre una base genética durante la evolución. Sólo en los cromosomas X e Y algunos genes muestran diferencias sexuales entre todos los mamíferos. «Estos probablemente sirvan como factores genéticos fundamentales para la evolución de rasgos específicos de cada sexo en todos los mamíferos», dice Rodríguez-Montes.

Los hallazgos ayudan, por un lado, a comprender mejor las diferencias entre mujeres y hombres y, por ejemplo, a tenerlas más en cuenta en el tratamiento médico de mujeres y hombres. “También tienen implicaciones sobre cómo utilizamos modelos animales para comprender las diferencias sexuales en humanos, porque es útil saber que un determinado tipo de célula es sexualmente dimórfica en diferentes especies, incluso si existen otras diferencias”, dice Cardoso Moreira. «Esta investigación es otra pieza del rompecabezas para comprender por qué somos sexualmente dimórficos y qué efectos tiene esto en nosotros».

Fuente: Leticia Rodríguez-Montes (Universidad de Heidelberg) et al., Science, doi: 10.1126/science.adf1046


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