Incluso el impacto de la pelota puede significar varios cientos de kilogramos de tensión en la cabeza, y también hay cabezazos dolorosos.
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El área problemática en el fútbol es la cabeza: nuevos hallazgos en miles de profesionales suecos apuntan a trastornos cerebrales inminentes después de años de jugar en el trasero. Los neurólogos alemanes piden consecuencias.
FAl igual que el deporte en general, el fútbol es un «pilar relevante en la prevención de la demencia», concluye el último comunicado de prensa de la Sociedad Alemana de Neurología. Por supuesto, la salud del cerebro, el corazón, el sistema circulatorio y los pulmones se benefician enormemente de años de patadas y carreras, como señala expresamente una vez más en una entrevista el secretario general de la asociación médica, el ex médico jefe y neurofisiólogo Peter Berlit.
Sin embargo, esta semana, los neurólogos una vez más se dirigen al público no como aficionados al fútbol, sino como críticos y advertencias enérgicas. Se trata del juego de headball que ha sido controvertido durante años. «Como médico, uno debería decir: claramente prohibir». En cambio, en vista del riesgo de demencia de los futbolistas a largo plazo, está surgiendo un nuevo «motivo de preocupación».