El uso de carbón, gas y petróleo no solo acelera el cambio climático, sino que también exacerba las consecuencias para la salud asociadas con el calentamiento global, la contaminación del aire y los fenómenos meteorológicos extremos. Esta es la advertencia urgente de la «Cuenta regresiva de Lancet 2022». Sin embargo, los expertos del informe también señalan que aún se puede prevenir un mayor aumento de muertes y enfermedades causadas por el cambio climático.
“La crisis climática nos está matando”: en vista del séptimo informe anual de la “Cuenta regresiva de Lancet sobre salud y cambio climático”, el secretario general de la ONU, António Guterres, encuentra palabras claras. La crisis no solo está socavando la salud de la tierra, sino también la salud de las personas en todo el mundo: “A través de la contaminación tóxica del aire, la disminución de la seguridad alimentaria, el aumento de los riesgos de brotes de enfermedades infecciosas, el calor extremo, las sequías, las inundaciones y mucho más. ” De hecho, el informe, que se publica desde 2015, pinta un panorama sombrío de las consecuencias del cambio climático para la salud, que se verían exacerbadas por la continua dependencia de los combustibles fósiles.
El informe actual, elaborado por 99 expertos de 51 instituciones y organizaciones de las Naciones Unidas, ve un peligro inmediato en la seguridad alimentaria mundial: según un análisis de 103 países, los días de calor extremo están aumentando en frecuencia e intensidad debido al cambio climático. Como resultado, el número de personas afectadas por inseguridad alimentaria moderada a severa en 2020 fue 98 millones más que el promedio de 1981 a 2010.