Nuevas técnicas para bombear sangre están mejorando las posibilidades de supervivencia de muchos pacientes cardíacos.
Cuando el cirujano sudafricano Christiaan Barnard trasplantó con éxito un corazón humano por primera vez el 3 de diciembre de 1967, comenzó una nueva era para la medicina. Pero hasta la fecha la esperanza de uno nuevo se ha cumplido.