Las naves espaciales no tripuladas regresan a la Tierra de forma controlada. Muchos de ellos terminan en el mar alrededor del “Punto Nemo” en el Pacífico Sur. Pero es difícil transportar objetos cuya caída no ponga en peligro a las personas. A continuación, los investigadores prueban previamente la maniobra de vuelo en el laboratorio.