El hecho de que los músculos del Capitán Kirk siempre llenen su uniforme amarillo mostaza hasta el punto de reventar no solo contribuye al hecho de que pueda registrar innumerables amores en todo el Cuadrante Alfa en su bitácora privada. También muestra cuánto habrá avanzado la tecnología en el siglo XXIII: la nave espacial de Kirk, el Negocioen sí mismo genera tanta gravedad que la tripulación no flota, pero puede caminar normalmente a través de las puertas corredizas neumáticas.
Sin embargo, en el siglo XXI, la ingravidez sigue siendo un problema en los vuelos espaciales, sobre todo para los músculos de los astronautas: sin gravedad, no tienen peso que cargar. Hasta ahora, los astronautas han tenido que hacer todo tipo de medidas físicas para contrarrestar la atrofia de las células musculares. Pero ahora Matthew Regan, profesor asistente de fisiología animal en la Universidad de Montreal, ha descubierto algo fascinante mientras estudiaba las ardillas terrestres, más específicamente: las ardillas de trece rayas. Como Regan en la revista Ciencias escrito, los animales que hibernan pueden usar bacterias intestinales para convertir la urea de su sangre en nitrógeno, que luego absorben como nutriente y lo usan para formar nuevas células musculares. Así es como las personas en hibernación evitan la atrofia muscular.
El siguiente paso, según Regan, sería descubrir cómo aprovechar esta llamada recuperación de nitrógeno de urea para que los astronautas conserven su masa muscular en misiones espaciales más largas. Hasta la invención de un campo gravitatorio artificial, la esperanza de futuros vuelos a largo plazo al espacio se basaba en la flora intestinal de las ardillas terrestres inactivas. Así que el viejo adagio es cierto: tu gente orina mientras duerme.
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