Sueño y dolor: un círculo vicioso
Una noche de poco sueño también repercute al día siguiente. Especialmente aquellos que sufren de dolores saben que estos a menudo se vuelven más evidentes durante el día, cuando el sueño es inquieto. Esto se debe a que si no descansamos lo suficiente, nuestro cuerpo es menos capaz de utilizar eficazmente los mecanismos para aliviar el dolor. Además, los procesos inflamatorios que se producen en el cuerpo, por ejemplo en el reumatismo o la endometriosis, pueden verse agravados por la falta de sueño.
Estos efectos no sólo afectan a nuestro estado de ánimo, sino también a nuestro bienestar general. Se crea un círculo vicioso: a un día ya caracterizado por el dolor le acompaña una noche en la que se altera el sueño, lo que a su vez provoca un aumento del dolor al día siguiente.
Cómo afecta el dolor a nuestro sueño nocturno
Pero, ¿qué mecanismos se esconden realmente detrás de este círculo vicioso y cómo afecta exactamente el dolor a nuestro sueño?
Despertar con dolor
Mientras dormimos, nuestro cerebro está parcialmente aislado de los estímulos externos. Pero, al igual que los ruidos fuertes que pueden despertarnos del sueño, un dolor intenso también puede desencadenar una reacción de despertar. Las personas afectadas pueden despertarse del sueño por episodios de dolor repentinos, intensos y prolongados. Esto se ve reforzado por el hecho de que las personas se mueven en promedio más de 30 veces durante la noche. Especialmente en el caso de dolores dependientes del movimiento, es aún más probable que se produzca una reacción al despertar. El resultado: el despertar constante hace que las fases de sueño profundo sean menos probables, aumenta la sensibilidad al dolor, el sistema inmunológico se debilita y la curación se retrasa.
Estrés causado por el dolor constante.
El dolor (crónico) significa un estrés constante para el cuerpo, pero también para nuestra psique. Entre las visitas al médico, la falta persistente de energía, la cancelación de citas y la culpa que ello conlleva, debemos planificar cuidadosamente la energía que nos queda en el día para superarlo.
Una carga permanente de estrés para nuestro organismo, que puede repercutir negativamente en diversas funciones de nuestro organismo. Por ejemplo, el estrés constante puede dificultar conciliar el sueño y hacer que nos despertemos con más frecuencia durante la noche. Además, se inhiben los procesos de curación en el cuerpo y aumenta nuestra sensibilidad al dolor.
Reflexiona y cambia tus pensamientos.
El dolor persistente y las limitaciones asociadas pueden ser extremadamente estresantes para los afectados y provocar sentimientos de desesperanza, ansiedad y síntomas depresivos. Por tanto, no es de extrañar que el estrés y las preocupaciones se conviertan en compañeros constantes, tan persistentes como el propio dolor: la reflexión constante sobre el dolor y pensamientos catastróficos como «Nunca mejorará» mantienen a los afectados despiertos por la noche. Por eso los afectados a menudo se preguntan: «¿Cómo puedo detener el carrusel de pensamientos?».
Un problema adicional: si nuestros pensamientos giran continuamente en torno al dolor, le prestamos más atención y, por tanto, aumentamos la sensación de dolor.
Menos activación durante el día.
Las personas que sufren de dolor crónico suelen ser menos activas durante el día porque participan menos en actividades sociales y físicas como citas o pasatiempos. Pero el movimiento y las interacciones sociales también tienen un efecto positivo sobre el sueño: la actividad física aumenta la llamada presión del sueño. Esto hace que sea más fácil conciliar el sueño más rápido por la noche. La luz del día y el aire fresco también desempeñan un papel crucial en nuestro ritmo de sueño y vigilia. Aunque muchas veces requiere esfuerzo: una pequeña vuelta a la manzana, un café con un amigo, sentarse en un banco frente al sol: todo ello puede reducir el estrés y favorecer la fatiga.
Para obtener más consejos, consulte nuestro artículo de blog sobre una buena higiene del sueño. La llamada higiene del sueño incluye numerosas estrategias que favorecen un sueño saludable y reparador.
¿Por qué mi dolor empeora por la noche?
La percepción del dolor puede variar frecuentemente a lo largo del día. Pero para muchos pacientes el dolor parece aumentar permanentemente, especialmente por la noche. Esto puede tener varias razones:
niveles hormonales
Una razón son nuestros niveles hormonales, que siguen un ritmo día-noche. La producción de nuestra hormona antiinflamatoria cortisol alcanza su punto más bajo alrededor de la medianoche. Esto puede aumentar la intensidad del dolor en algunas enfermedades, haciéndonos sentir aún más el dolor.
Digresión
La influencia del cortisol
La hormona cortisol tiene muchos efectos activadores diferentes en el cuerpo. Especialmente en situaciones peligrosas o estresantes, el cortisol es responsable de activar el cuerpo y desencadenar la respuesta de lucha o huida del cuerpo. Esto también incluye, por ejemplo, la inhibición de la percepción del dolor, porque sentir dolor obviamente no es útil cuando tenemos que luchar o huir. Pero incluso sin ningún peligro particular, es más probable que el cortisol active el cuerpo durante el día. Debido a que el cuerpo está activo pero no puede descansar, la producción natural de cortisol se reduce durante la noche. Esto le permite dormir, pero también significa que siente el dolor más claramente durante la noche que durante el día.
Aumento del dolor nervioso durante el día.
El dolor nervioso, como el que ocurre en la diabetes mellitus, la esclerosis múltiple o el herpes zóster, puede variar con el tiempo. La intensidad del dolor aumenta a lo largo del día y suele ser especialmente intenso durante el descanso nocturno.
Menos distracciones por la noche
Nuestro cerebro prefiere centrar nuestra atención en estímulos que requieren una reacción rápida. Esto también incluye el dolor: tiene principalmente una función protectora para el ser humano. Por ejemplo, si tocamos una estufa caliente, el dolor hace que apartemos rápidamente la mano. Esta rápida acción es especialmente útil para el dolor agudo. Sin embargo, para las personas con dolor crónico, la creciente atención constante al dolor puede provocar un estrés severo. Durante el día, los afectados pueden reducir su percepción del dolor mediante actividades diarias como el trabajo, la escuela, los pasatiempos y las citas. Por la noche se eliminan estas distracciones, por lo que el dolor pasa a primer plano y puede percibirse como más fuerte y perceptible de lo habitual.
¿No puedes conciliar el sueño regularmente debido al dolor? Aquí se necesita práctica, porque en realidad es posible dirigir la atención de forma específica. Esta distracción no tiene por qué tomar necesariamente la forma de un estímulo externo: también es concebible una distracción interna de la atención, por ejemplo en forma de viajes fantásticos o recuerdos agradables (por ejemplo, de las últimas vacaciones). O tal vez simplemente pongas música agradable y tranquila y escuches los sonidos; escuchar música puede incluso reducir la sensación de dolor.
Opciones de apoyo para el dolor nocturno
Hemos visto que el dolor y el sueño están estrechamente relacionados. Por lo tanto, una buena higiene del sueño favorece el manejo del dolor y, a su vez, un manejo eficaz del dolor promueve un sueño reparador. Pero ¿qué significa un buen manejo del dolor? Es más fácil decirlo que hacerlo. Especialmente en el caso del dolor crónico, la causa subyacente a menudo ya no es identificable o no puede tratarse. Sin embargo, existen muchas opciones y estrategias para influir positivamente en tu actitud hacia el dolor y su afrontamiento.
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Más información
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referencia
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