Casi explosiones de radio: Los impactos en estrellas de neutrones podrían provocar ráfagas de radio
¿Cómo se producen en el espacio misteriosos estallidos de radiación de muy alta energía? Según un nuevo estudio, podrían formarse cuando desechos planetarios voladores chocan contra cadáveres estelares altamente magnetizados.
Los rayos provienen del espacio todo el tiempo, pero sólo los conocemos desde hace 20 años. Los radiotelescopios modernos han revelado que los objetos distantes emiten enormes cantidades de energía cuando explotan, normalmente sólo una vez y durante unas pocas milésimas de segundo. Las fuentes de las llamadas ráfagas de radio rápidas (FRB, por sus siglas en inglés) vuelven a silenciarse. Pronto se sospechó que su origen era el de las estrellas de neutrones o, más precisamente, los magnetares. Se trata de restos altamente magnetizados y extremadamente compactos de estrellas extintas. Pero en la investigación se discute qué es exactamente lo que desencadena las rápidas ráfagas de radio. Las hipótesis parten, por ejemplo, de vibraciones violentas en las superficies de las estrellas de neutrones.
Ahora, un equipo de investigación ha calculado que las colisiones con cuerpos celestes voladores podrían explicar muchos de los FRB. El equipo dirigido por los astrofísicos Dang Pham de la Universidad de Toronto y Matthew Hopkins de la Universidad de Oxford examinó las propiedades de los FRB previamente conocidos para ver si se adaptan a posibles colisiones con asteroides. Estos son los restos de la formación de planetas que vuelan en forma de rocas entre las estrellas y ocasionalmente chocan con ellas.
Pham y Hopkins determinaron con qué frecuencia, estadísticamente hablando, se produciría una colisión entre un objeto interestelar y una estrella de neutrones. Descubrieron que esta tasa se corresponde bien con la frecuencia con la que se pueden observar los FRB. Los dos estudiantes de posgrado crearon un modelo de cómo los objetos de diferentes tamaños son primero destrozados por las fuerzas de marea de la estrella de neutrones a medida que se acercan y luego caen a la superficie como una nube de escombros. Luego, los impactos activan los FRB. Su vida útil y distribución de energía típicas son consistentes con los asteroides que varían en tamaño entre 400 metros y 10 kilómetros, ya que hay muchos de ellos en nuestro sistema solar.
Conocemos objetos interestelares a muy corta distancia (cosmológicamente hablando) desde 2017. En aquel momento causó sensación un visitante llamado ‘Oumuamua, el primer trozo de roca de otro sistema estelar detectado en el sistema solar. El artículo de Pham y Hopkins ahora vincula estos cuerpos celestes en libertad con algunos de los fenómenos más misteriosos y energéticos del espacio. La científica planetaria Michele Bannister de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda participó en el estudio ‘Oumuamua y en el nuevo estudio de Pham y Hopkins. Encuentra fascinante «la idea de que explosiones individuales de radiación de radio inimaginablemente distantes podrían permitir sacar conclusiones sobre pequeños mundos a la deriva entre estrellas en otras galaxias».
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